jueves, 11 de julio de 2013

La industria en una metrópolis en tiempos modernos


El cine siempre ha reflejado las inquietudes, preocupaciones y sueños de la sociedad de su tiempo. Es el caso también de dos grandes clásicos,  “Tiempos modernos” (1936) y “Metrópolis” (1927), que retratan magistralmente la segunda revolución industrial de principios del siglo XX y sus posibles  consecuencias para una sociedad que ha de adaptarse a los nuevos valores en ese momento y debido al ya vertiginoso ritmo de cambio, también en el futuro. El futuro cercano ya ha llegado, y es posible, al margen de otras reflexiones, comparar los escenarios industriales actuales, y la tendencia que siguen, con el “retrato” que nos muestran estos dos grandes filmes.
Lo primero que llama la atención a este respecto es el uso y abuso de engranajes y paneles de mandos con luces, interruptores y todo tipo de vistosos accesorios que están por doquier. ¡Eso sin duda da idea de modernidad! Sería un poco más realista que en vez de contener símbolos sin ningún sentido científico (que yo conozca), mostrasen, por ejemplo, las variables o unidades correspondientes en la que se mide algo en una escala (un ejemplo es el presunto termómetro de Metrópolis que hace presagiar la explosión en la máquina corazón, al medir, de nuevo “presumiblemente”, una temperatura). Pese a lo “avanzado” de las instalaciones de Metrópolis, un trabajador  tiene que hacer grandes esfuerzos estirando sus brazos al máximo para manejar las “manecillas” de una especie de reloj que debe ser el mando de algún equipo importante, pese a lo cual no se diseñó con un “mango” que por efecto de palanca redujese la fatiga del trabajador, y el riesgo de que la máquina sea mal operada. Otro obrero intenta activar las válvulas de seguridad para evitar la explosión en Metrópolis, pero  lamentablemente, los ingenieros las colocaron muy lejos de su alcance convirtiéndolas en “válvulas de inseguridad”.
 
Las escaleras de la sala de máquinas en el filme también van en contra de los principios básicos de “seguridad e higiene industrial”, y jamás estarían presentes en una planta real, así como el emplazamiento de la máquina corazón bajo la ciudad, que es la mejor forma de poner en peligro el “jardín de los hijos”, y que deje de ser “eterno” al ocurrir el primer accidente industrial. Sin duda, los ingenieros encargados del diseño provenían de la ciudad de los trabajadores. Tampoco queda claro cómo se produce “bajo tierra” la disipación de los vapores, gases, partículas, radiaciones, vibraciones, ruidos y contaminación en general producidos, salvando las chimeneas de vapor que se alivian en pleno centro de Metrópolis, para “deleite” de sus ricos  habitantes.
Sabemos que en tiempos de Metrópolis la energía no era un problema, ya que se gastaba muchísima en “simular” el día con grandes lámparas en toda una ciudad enterrada. Hoy en día habrían enviado a los obreros a la periferia de la ciudad, y problema resuelto!
 
Los EPI (Equipos de Protección Individual, para los que no estén familiarizados con el término) tanto de  “Metrópolis” como de “Tiempos modernos”, tampoco ofrecen mucha garantía a los obreros (el casco y las gafas brillan por su ausencia, visten camisetas sin mangas, o nada de cintura para arriba, o monos sin nada debajo, etc.).
 
 
Los interruptores por lo general siempre echan chispas en el cine, pero el arco eléctrico es demasiado proclive a producir incendios en un ambiente industrial, por lo que lo realmente moderno es que se evite en instalaciones reales. No obstante, los equipos industriales mostrados en ambos filmes tienen el misterioso “hábito” de “escupir” fuego, aún cuando sea difícil esperar algo así de ellos teniendo en cuenta su naturaleza y función. Es el caso de los generadores eléctricos (compuestos de un motor que gira en el interior de un estator para transformar energía mecánica en energía eléctrica mediante la generación de un campo magnético) que Chaplin descontrola “trasteando” en un panel de mandos.
Hoy en día estamos inmersos en una llamada “tercera revolución industrial”, y aunque no todas las promesas de la misma acaben cumpliéndose llevándonos a una mal llamada “industria verde” (en mi opinión, una entelequia), podemos respirar aliviados al comprobar que la industria se desarrolla en escenarios muy distintos a los que muestran obras como “Metrópolis” y “Tiempos modernos”.
                                                                                                              ¿O no?

 Referencias:
 

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